
Un mapa para cambiar tu ciclo financiero
January 18, 2025
Mapa de ruta de planificación financiera familiar y sucesoral©
January 18, 2025Qué es el Ahorro?
El ahorro es el vehículo por excelencia para la construcción de riqueza, la consecución de nuestros objetivos y la gestión de los riesgos que enfrentamos a lo largo de la vida. Para ser sostenible y tener un impacto positivo en nuestro bienestar, el ahorro debe ser el resultado de una gestión inteligente de todos nuestros recursos:
- Ahorro en Dinero: Gastar menos de lo que ingresamos y dirigir el excedente hacia la construcción de reservas o la consecución de nuestros objetivos de vida.
- Ahorro de Otros Recursos: Uso óptimo de alimentos, energía, combustibles y tiempo, lo cual potencia nuestra capacidad de retener excedentes en efectivo.
Un ahorro efectivo comienza con una gestión eficiente de los recursos y la retención de los excedentes de liquidez.
El Ahorro como Consecuencia
Contrario a lo que podríamos creer, el bienestar no ocurre espontáneamente. Es el resultado de una gestión cuidadosa de los recursos y los riesgos. No importa cuán alto sea nuestro ingreso; sin una dirección clara y una gestión coherente, no podremos sostener el bienestar a largo plazo.
Así como el bienestar es más que el ingreso, el ahorro es más que la retención de liquidez. Desde la perspectiva de la cultura financiera, el buen ahorro – aquel que efectivamente apoya nuestros objetivos de vida sin sacrificarnos en el proceso – surge de una profunda conciencia y respeto por todos los recursos, no solo los monetarios.
Con esta actitud, será inevitable que los recursos – alimentos, vestimenta, medios de transporte, dinero y, especialmente, tiempo – se usen racionalmente y de manera sostenible, tanto a nivel individual como colectivo. Como consecuencia, los excedentes se producirán de forma sostenida y el ahorro ocurrirá.
El objetivo es lo que da sentido al ahorro. ¿Y qué mejor objetivo que sustentar el bienestar presente y futuro de todos?
Combinar Talento y Trabajo no Basta
El camino a la pobreza está pavimentado de supuestos erróneos. Uno de los mayores equívocos de las últimas generaciones es creer que la combinación de talento y una ética de trabajo adecuada es suficiente para generar riqueza. Esto no es verdad, o al menos, no es toda la verdad. Existen numerosos casos – tanto en individuos como en organizaciones y naciones – que demuestran que talento y trabajo solo generan ingresos, y eso si se tiene éxito y un poco de suerte.
Este error surge de otro: equiparar automáticamente ingreso y riqueza. No son lo mismo, ni para individuos ni para países. Para convertir el ingreso en riqueza, se requieren otros elementos. A nivel individual, es crucial comprender que los recursos siempre deben ser gestionados, especialmente cuando son abundantes. Antes de que el ingreso se convierta en gasto, es necesario considerar los riesgos que pueden convertir la bonanza de hoy en la escasez de mañana.
El bienestar sostenible se alcanza más a través del manejo cuidadoso de recursos y riesgos que de la consecución de grandes ingresos. La clave es entender que el ingreso, aunque necesario, nunca será un atajo hacia el bienestar. Y, a nivel colectivo, mucho menos hacia el desarrollo.
El Desarrollo también está en el Gasto
No solo en el ingreso. Ya sea para una familia, una empresa o una nación, el cómo se dispone de lo que se ingresa es el determinante clave para el desarrollo. De hecho, cómo se gestiona el gasto – tanto para una comunidad familiar como para una empresa o un país – acaba determinando la cantidad de excedente que se generará.
El hecho de que más no es necesariamente mejor está, a estas alturas, harto demostrado. Sin embargo, la mayoría de los habitantes de Latinoamérica – gobernantes y líderes de empresas incluidos – nos resistimos a aceptarlo. Seguimos apostando a los viejos y vencidos criterios de maximización que nos legó el capitalismo de la era industrial.
A nivel de la economía familiar, partir de la premisa de que ingreso equivale a bienestar puede llevarnos a la trampa de la persecución desenfrenada del ingreso. De esta forma, el único sentido de dirección que aceptaremos como válido es aquel que nos lleva a aumentar nuestros ingresos, sin importar demasiado la calidad de nuestros gastos.
Este modelo unidimensional de abordar el crecimiento parece funcionar, siempre que el nivel de ingreso se mantenga. La realidad es, sin embargo, que los ingresos fluctúan; por lo que este camino lleva, casi invariablemente, al híper-consumo, a la acumulación excesiva de activos no productivos y, en último término, a la iliquidez.
Prestar atención al por qué y para qué se gasta es mucho más importante para el desarrollo que enfocarse exclusivamente en aumentar el ingreso. Para desarrollarse de forma sostenible, hacen falta las dos cosas.
El Dinero y el Plan Financiero
El dinero no solamente es bueno, es buenísimo. Un plan financiero te lleva a ingresar más para aumentar las ganancias y, por consecuencia, ejercer tu libertad, tus deseos y objetivos de vida. Ingresa más para ganar más, no para gastar más.